Cuando alguien vive un acontecimiento traumático, como un combate activo, un asalto, una situación de francotirador o incluso una catástrofe natural, es probable que presente después los síntomas y signos asociados a la ansiedad.
Los síntomas de ansiedad relacionados con eventos tienden a remitir con el paso del tiempo. Sin embargo, cuando se trata de TEPT, estos síntomas en realidad empeoran con el tiempo.
Lo que diferencia al TEPT de otros trastornos por estrés, como la ansiedad, es el hecho de que afecta a cada área del cerebro de un modo que hace que se vuelva excesivamente sensible y, por tanto, se desencadene con facilidad.
El resultado es que la zona del cerebro responsable del pensamiento y la memoria -el lóbulo frontal- deja de funcionar correctamente. Cuando esto ocurre, resulta más difícil separar la seguridad de los acontecimientos que suceden en el presente de los sucesos traumáticos que ocurrieron en el pasado.
Por lo tanto, el TEPT se caracteriza típicamente por lo siguiente:
- Pensamientos intrusivos persistentes y angustiosos, como recuerdos hiperrealistas, flashbacks e incluso pesadillas.
- Conductas de evitación, en las que la persona evita deliberadamente lugares y situaciones que puedan desencadenar pensamientos intrusivos.
- Patrones de pensamiento negativos, que acosan constantemente al individuo con emociones como la ira, el miedo, la culpa o la vergüenza, que a menudo provocan desconfianza en la familia y los amigos.
- Aumento de la excitación, que a menudo provoca irritabilidad y ataques de ira. Cuando es grave, puede provocar una disminución de la concentración, comportamientos autodestructivos y abuso de sustancias.
Todo lo anterior puede llegar al punto de que el individuo comience a desvincularse de sus seres queridos e incluso de la realidad.
Aunque los antidepresivos suelen beneficiar a las personas que sufren TEPT, con una tasa de respuesta del 60%, sólo entre el 20% y el 30% logran una remisión completa.