El trastorno bipolar, que antes se denominaba trastorno maníaco depresivo, es en gran medida incomprendido debido a los estigmas negativos que rodean a los trastornos de salud mental en general.
En resumen, el trastorno bipolar es un “trastorno del estado de ánimo”, ya que los episodios maníacos pueden ir de la hipomanía a la manía, es decir, de los cambios de humor menos extremos a los más extremos. Cada episodio maníaco puede ser una expresión de euforia, altos niveles de energía o irritabilidad grave, desgana y estados depresivos.
Estos cambios de humor pueden afectar al sueño, los niveles de energía, el interés por las actividades, el juicio, el comportamiento y la capacidad de pensar con claridad. Pueden ser poco frecuentes o frecuentes, y afectan a cada persona de forma diferente.
Y lo que es más importante, si usted cuida de una persona con trastorno bipolar o está cerca de alguien que lo padece, es importante que se informe sobre los factores desencadenantes que pueden provocarlo. De este modo, usted no se convierte en un desencadenante potencial y puede ayudarles a evitar esos desencadenantes en los asuntos cotidianos, incluidas las situaciones sociales.
Echemos un vistazo a los desencadenantes habituales de la manía bipolar.