Dado que el TLP no siempre aparece por sí solo, un tratamiento eficaz depende de cualquier trastorno relacionado, como la depresión, la ansiedad, el abuso de sustancias, el TEPT, etc. Por lo general, esto incluye formas de terapia cognitivo-conductual, además de la prescripción de medicamentos para ayudar a regular el estado de ánimo del individuo.
Sin embargo, a principios de la década de 1990 se desarrolló la terapia dialéctico-conductual (TDC), que desde entonces ha demostrado su eficacia en el tratamiento del TLP. La DBT es una forma de terapia cognitivo-conductual con componentes de entrenamiento en habilidades de terapia de grupo y psicoterapia individual para comprender mejor los desencadenantes del individuo y enseñarle a enfrentarse a esos desencadenantes para que pueda aprender a regular y afrontar eficazmente sus emociones.
Como puede ver, la TLP es una enfermedad grave, tanto si va acompañada de trastornos relacionados como si se presenta por sí sola. Por eso es tan importante obtener una evaluación adecuada para determinar si una persona presenta síntomas de TLP o una enfermedad mental estrechamente relacionada.
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