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Conceptos erróneos sobre la esquizofrenia en torno a los gatos

Parece que hay un 50/50 entre los que aman a los gatos y los que los odian. Hay un montón de razones extrañas que se le ocurren a la gente para pensar que los gatos son lo peor. Por ejemplo, creen que los humanos son estúpidos (no lo son) o que fueron la causa de La Gran Peste (no lo fueron) o que son pura maldad (no lo son).

Entre todas estas razones, pensar que los gatos pueden causar directamente esquizofrenia en los humanos (no es así) es posiblemente la más ridícula.

Ahora, desentrañemos este miedo irracional a los gatos.

 

¿Por qué se cree que los gatos provocan esquizofrenia?

La “relación” entre esquizofrenia y gatos se remonta a los años setenta, cuando el psiquiatra E. Fuller Torrey descubrió que los virus de los perros podían desencadenar esclerosis múltiple en humanos. Entonces se interesó por los animales y los agentes infecciosos que podían albergar, lo que le llevó al Toxoplasma gondii, un parásito común en los animales de sangre caliente.

Concretamente, gatos.

Torrey también examinó investigaciones publicadas anteriormente en las que se habían encontrado estudios que demostraban que los individuos con esquizofrenia solían tener niveles más elevados de anticuerpos contra el toxoplasma. A partir de ahí, decidió encuestar a un grupo de personas con esquizofrenia sobre su historia vital, descubriendo que muchas de ellas vivían con gatos.

Sin embargo, muchos de sus estudios carecían de análisis rigurosos de sus grupos de control, por lo que omitían datos importantes sobre el historial de salud mental, las condiciones de vida, etc.

A día de hoy, hay un montón de “pruebas” contradictorias sobre si la caca de gato puede causar esquizofrenia en individuos susceptibles.

 

La verdad sobre la esquizofrenia y los gatos

Aún se desconoce la verdadera causa de la esquizofrenia, aunque las comunidades médicas y de salud mental creen que es una combinación de genética, química cerebral y factores ambientales que alteran los neurotransmisores del cerebro.

La toxoplasmosis, que procede de la bacteria Toxoplasma gondii, puede transmitirse a los seres humanos a través de la ingestión de carne cruda o poco cocinada, productos no lavados o la inhalación de polvo de arena para gatos. Sin embargo, si el gato en cuestión es un gato de interior que no come roedores, aves o carne cruda (que es como se infectan), entonces no hay prácticamente ninguna posibilidad de que se lo transmitan a sus humanos.

Una cosa que sí saben los científicos es que cuando se trata de bacterias infecciosas, existe un riesgo asociado de psicosis. Este riesgo se correlaciona con los posibles desencadenantes inflamatorios de la esquizofrenia. Sin embargo, establecer la caca de gato como causa directa de la esquizofrenia es extremadamente difícil porque los científicos no saben mucho sobre las raíces biológicas o genéticas de la enfermedad, lo que significa que no se puede determinar cómo el parásito desencadenaría la manifestación de la esquizofrenia.

Además, aunque la toxoplasmosis es muy poco frecuente aquí en los Estados Unidos, especialmente para las personas con sistemas inmunitarios sanos, también presenta síntomas en otras formas destacadas de las que preocuparse que no sean la esquizofrenia.

El consenso aquí es que correlación no es causalidad. Dicho esto, todavía no se sabe si existe una relación directa entre las cacas de gato y la esquizofrenia. Sin embargo, podemos asegurarle que su gato NO va a por usted, y mientras esté sano, la caja de arena de su gato no debería afectarle.